La agonía de los recuerdos

Lo terrible sobre la memoria que grabamos en cada objeto es que, cuando estamos frente a ellos, es imposible no recordar. Hay cosas que hacen daño con sólo verse, cosas que abren heridas que parecían cicatrizadas, cosas que le hacen mal al corazón, a la mente y a los sentimientos (y en ocasiones también a las manos, si te da por golpear paredes al desesperarte) que te atacan en los momentos más inesperados, generalmente por la espalda y cuando estás vulnerable. Toman múltiples formas, ya sea una fotografía, una carta, un mechón de cabello o simplemente unas palabras garabateadas al descuido en un papel, pero incluso la más nimia de ellas puede doler igual que una flecha atravesándote el corazón. Y lo que más duele del asunto es eso, saber que el pasado todavía puede lastimar.

Huecos y Confusiones

Me dijeron, cuando era pequeña, que debía cuidarme de que nadie en el mundo de afuera me hiciera daño. El problema es que nunca me dijeron que me cuidara también de los de adentro.

¿Cómo va uno a cuidarse de las personas malas si los padres las invitan a casa?